La historia de un sueño: la creación del Parque Nacional Patagonia y el importante legado de conservación de Douglas y Kristine Tompkins
En diciembre del 2018 se creó el Parque Nacional Patagonia, un majestuoso pulmón verde ubicado al sur de la Región de Aysén, cuya biodiversidad y trabajos de conservación han sido dignos de admirar. La increíble historia de la creación de esta área protegida está marcada por un serio compromiso con la protección de la naturaleza con visión a futuro y un gran trabajo en equipo liderado por Douglas y Kristine Tompkins, ubicándolo como uno de los proyectos de restauración ecológica más importantes de Chile.
Por Ladera Sur.
Entre las maravillosas comunas de Chile Chico y Cochrane, en la Región de Aysén, se encuentran ubicadas 304.527,75 hectáreas de vastos paisajes que conforman el Parque Nacional Patagonia, el cual está formado por el Valle Chacabuco y las antiguas reservas nacionales de Tamango y Jeinimeni.
La creación de esta gran área protegida estuvo marcada por la donación de más de 80 mil hectáreas correspondientes al Valle Chacabuco al Estado de Chile, realizada el año 2018 por parte de la Fundación Rewilding Chile, ex Tompkins Conservation Chile, entidad fundada por Douglas (1943-2015) y Kristine Tompkins, reconocidos empresarios dedicados a la conservación; con el fin de asegurar su recuperación y protección.
Es así, como este lugar único en el mundo está lleno de historia, restauración ecológica e importante biodiversidad que se ha visto beneficiada por una comprometida visión a futuro de la naturaleza y un claro interés de otorgarle a Chile un legado de conservación, para que especies como el huemul (Hippocamelus bisulcus), quien se encuentra en peligro de extinción, tengan la posibilidad de estar protegidas en su territorio.
Los inicios de un proyecto pionero en conservación
Corría el año 1995 y Douglas Tompkins junto a su esposa Kristine se encontraban realizando un viaje en auto a través de la Patagonia cuando depositaron sus ojos en la Estancia Valle Chacabuco, un sitio que contenía unos preciados bosques de Nothofagus, importante estepa patagónica, humedales llenos de vida y paisajes de ensueño que estaban siendo utilizados desde comienzos del siglo XX como estancia ganadera.
“Años antes de la compra de las tierras, Douglas y Kris cruzaron por ahí en auto desde Argentina e incluso acamparon a la orilla de una de las lagunas que estaba cerca de la carretera. Él puso sus ojos ahí, y en ese entonces habló con el dueño y le dijo que si algún día él quisiera vender, ellos estaban interesados”, recuerda Ingrid Espinoza, Directora de Conservación de la Fundación Rewilding Chile que participó en la adquisición del Valle de Chacabuco y, posteriormente, en los trámites para la creación del Parque Nacional Patagonia.
Tiempo después, tras casi 100 años de historia ganadera, la estancia de 70 mil hectáreas fue adquirida el 2004 por Conservación Patagónica, organización liderada por la familia Tompkins, en conjunto con el apoyo de diversos donantes, con el fin de iniciar un ambicioso proyecto de recuperación, movilizando de inmediato a todo un equipo técnico para que haga una evaluación y posterior intervención en el sector.
Así, de forma gradual, comenzaron a vender el ganado de la antigua estancia, fueron eliminando cientos de kilómetros de cercos potreros a través de trabajos voluntarios, se creó un programa de educación para acercar el proyecto de conservación a la comunidad local y, en paralelo, empezaron a monitorear la vida silvestre de la zona, especialmente a la especie representativa del valle que era el huemul, pero también a los guanacos (Lama guanicoe), el puma (Puma concolor), el cóndor (Vultur gryphus) y el ñandú (Rhea pennata), entre otras especies.
“En los inicios se trabajaba todos los veranos con equipos de voluntarios para apoyar en la eliminación de los cercos potreros y los monitoreos de la vida silvestre, iniciando los trabajos con el monitoreo del huemul como especie ícono que se encuentra en peligro de extinción, para así mejorar su población. Se fue generando un equilibrio natural en el ecosistema que demoró alrededor de 15 años”, expresa Espinoza.
Para la fundación, el valor e impulso de la restauración ecológica están contenidos en la palabra rewilding, a la cual definen como “ayudar a la naturaleza a sanar, devolverle el espacio a la vida silvestre, en la tierra y en el mar, a través de la restauración a gran escala de los ecosistemas”, un concepto que caracteriza a este proyecto de conservación ícono a nivel nacional e internacional.
La restauración de la vida salvaje y la interacción con el territorio
Al remover las cercas de forma gradual, el comportamiento de la vida silvestre del Valle Chacabuco comenzó a cambiar, ya que, al aumentar la superficie no fragmentada, además de una notable recuperación de la vegetación, permitió que los 370 tipos de plantas vasculares presentes y los distintos animales empezaran a circular libremente por el área.
“Logramos que los guanacos se vieran por primera vez en lugares que antes habían sido excluidos, los pocos huemules que había pudieron acceder a nuevas áreas del bosque, y los pumas comenzaron a ser cada vez más fáciles de observar en grupo. De alguna forma, vemos que hay resultados que son sumamente insospechados y que nosotros jamás el 2005 hubiésemos pensado que íbamos a ver”, explica Cristián Saucedo, médico veterinario y Director del Programa de Vida Silvestre de la Fundación Rewilding Chile.
Generalmente, los pumas habían sido catalogados como animales solitarios, sin embargo, el comportamiento grupal que han demostrado en los últimos 15 años que va del proyecto de restauración ecológica, han llegado a replantear varias preguntas al respecto, ya que se han observado a más de ocho ejemplares alimentarse de una misma presa, una conducta poco habitual.
Gracias al monitoreo de la vida silvestre, lograron identificar que más del 90% de la dieta principal del puma eran los guanacos y, ese detalle en conjunto con la implementación de un programa de perros protectores de rebaño, ayudaron a mitigar el temor de la comunidad sobre el gran felino depredador.
“Yo siento que logramos demostrar que nosotros no estábamos en contra de la ganadería, lo que queríamos promover era que para que la ganadería sea responsable y sustentable, debía ser armónica con el entorno en el cual se desenvuelve. Así, buscar cambios en la práctica ganadera para convivir con predadores era una estrategia eficiente, económicamente viable y efectiva”, agrega Saucedo.
También, a partir del 2015 se implementó el Corredor Nacional del Huemul (CNH), un proyecto de carácter público privado cuyo objetivo fue restablecer las poblaciones de la especie a través de la creación de corredores biológicos, proyecto que se mantiene hasta la actualidad y que se ha expandido hacia otras zonas claves de la Patagonia, como el sector norte del Parque Nacional Pumalín Douglas Tompkins, la Reserva Nacional Futaleufú y el área de Las Horquetas, aledaña al Parque Nacional Cerro Castillo; todas áreas pertenecientes a la Ruta de los Parques de la Patagonia.
Del mismo modo, un punto clave con respecto a la relación comunitaria, tuvo que ver cuando se inició el proceso de compra de la estancia, ya que la fundación le propuso a los trabajadores mantener un trabajo en el sitio, logrando observar hasta el día de hoy cómo algunos antiguos ganaderos llevan casi 15 años monitoreando vida silvestre.
“La cultura patagónica es complementaria con la protección del entorno, ya que el ser humano es una pieza clave en el rewilding. Cuando hablamos de turismo y de naturaleza, como consecuencia de la conservación, también hablamos de las comunidades asociadas y de las áreas protegidas para contrarrestar la crisis climática y la extinción de especies”, agrega el director del Programa de Vida Silvestre.
Marcando un precedente en conservación: la donación de tierras al Estado de Chile y la creación del Parque Nacional Patagonia
Tras años de grandes esfuerzos para incrementar y mejorar la calidad de vida de la vida silvestre de la Patagonia, el año 2014 Douglas y Kristine Tompkins realizaron una presentación en el Palacio de la Moneda respecto al proyecto de más de 400 mil hectáreas que pretendían donar como fundación, entre las que se encontraba el Valle de Chacabuco.
“Cada uno de los proyectos que implementamos, lo hicimos en base a los ojos y la mirada de conservación de Douglas. Luego de su muerte, ya se había echado a andar el proyecto de la Ruta de los Parques, y en marzo del 2017 firmamos un protocolo de acuerdo con el gobierno, donde nos comprometimos ambas partes para crear un trabajo colaborativo en torno a varios proyectos de conservación, entre los cuales se encontraba el Parque Nacional Patagonia”, comenta Ingrid Espinoza, la Directora de Conservación de Rewilding Chile.
Luego de ese compromiso, presentaron ante el Ministerio de Bienes Nacionales de Chile la oferta de donación de las tierras, entregando todo tipo de antecedentes, dentro de los cuales la única exigencia que implementó la fundación de la familia Tompkins fue que las tierras donadas debían ser únicamente utilizadas como parque nacional.
“Estos procesos son largos, pero en enero del 2018 firmamos los decretos, y luego en diciembre de ese mismo año fue declarado oficialmente como Parque Nacional Patagonia. La propuesta quedó increíble, perfecta, casi como la idea original y mejor”, señala Espinoza.
Así fue, como el área en proceso de restauración ecológica realizada por Rewilding Chile pasó a formar parte de un trabajo colaborativo que se mantiene hasta el día de hoy junto a la Corporación Nacional Forestal (CONAF), acompañando codo a codo a la institución para seguir funcionando con futuros planes de manejo, programas de vida silvestre y monitoreo de especies en conjunto.
“Lo que parecía un sueño o un proyecto teórico, e incluso algo que algunos ponían en duda que se fuera a materializar, el haberlo logrado fue un tremendo hito. Detrás de la creación de este parque hubo un trabajo de muchos chilenos, extranjeros, voluntarios, profesionales y técnicos. Veo con muy buenos ojos que el Parque Nacional Patagonia sea una realidad y que esté cumpliendo sus múltiples objetivos relacionados con la conservación de los ecosistemas, la biodiversidad, las especies amenazadas, el uso público, la generación de información y el vínculo con las comunidades”, expresa Cristián Saucedo.