El galpón de esquila: Un legado cultural
Aunque suele relacionarse sólo con Argentina, la cultura gaucha ha permeado la Patagonia chilena desde los albores del siglo XX, cuando llegaron los primeros pioneros a Futaleufú, poblado cordillerano, enclavado en medio de los bosques a 10 kilómetros de la frontera.
En el territorio se podían encontrar distintas estancias, las cuales eran el epicentro del trabajo ganadero y motor de la economía en la región. Tienen una estructura muy influenciada por la arquitectura inglesa y estaban compuestas por viviendas, caballerizas, galpones de esquila y extensos potreros donde habitan una gran variedad de especies vegetales y animales.
Estás, son el hogar de los gauchos, junto a sus perros, caballos y ovejas donde conviven con las personas que se dedican a otras labores tanto ganaderas como agrícolas, como son la herrería, la carpintería e incluso la pesca.
La Reserva de Conservación de Explora en Torres del Paine, está compuesta por 3 ex estancias, una de ellas es la 2 de enero, donde todavía pueden encontrarse vestigios de la cultura gaucha con el galpón de esquila y que Explora decidió restaurar, como muestra de su importancia en la zona.
Romina Da Pieve, subgerente de las Reservas de Conservación de Explora, explicó que la restauración empezó el 2021 y llevó dos años concretarse. La idea era rescatar el galpón de esquila, el cual es un patrimonio cultural, sin generar un nuevo impacto en la zona, y crear un espacio donde se acercará a los viajeros la cultura estanciera, para así explicarles su funcionamiento e impacto en la zona.
Los arquitectos a cargo de este proyecto fueron Rodrigo Pedraza y Diego Aguiló, quienes previo a esta restauración buscaron conocer en profundidad todo el territorio en sus distintas estaciones. Ellos además estuvieron a cargo de la construcción de las caballerizas y están en estos momentos construyendo otras instalaciones.
“El desafío fue diseñar la recuperación de un edificio cargado de tradiciones centenarias. El primer ciclo de vida del galpón estuvo dado por las faenas de esquila que realizaron los gauchos por más de medio siglo. Con la remodelación serán nuevos habitantes los que se junten. Aquellas tradiciones patagónicas seguirán estando presentes; cada palo de la estructura original, cada objeto recuperado, cada maquinaria ya detenida, nos ayudarán a recordar que no somos los primeros en esas tierras lejanas y que las historias de vida que nos precedieron nos deben nutrir para imaginar un futuro mejor. Este es el valor de recuperar un patrimonio; es un lugar que nos invita a celebrar un pasado valioso y desde el cual construir un mundo mejor y más sustentable”, expresó el arquitecto.
Romina Da Pieve comentó que algunos de los elementos que se conservaron y que los visitantes podrán observar es el piso de lenga, las máquinas de esquila, motor, prensa enfardadora, algunas herramientas y la mesa donde se dejaba la lana. Convirtiendo este lugar en un verdadero museo.
Actualmente, es utilizado como comedor exclusivo para los viajeros que se hospeden en Explora en Torres del Paine. El espacio cuenta con un living, baños y cocina, ideal para hacer un break durante un día de exploración.
La vida de los gauchos
Los gauchos son conocidos por compartir el hábito de tomar mate amargo y preparar el famoso cordero al palo. Dentro de las estancias desarrollan distintas labores como son las de ovejero; arriero; esquilador y amansador.
Las labores de arreo consisten en trasladar los piños de animales de una estancia a otra a través del escarpado territorio y duro clima de la pampa.
El amanse de los caballos es una de las labores más aguerridas que realizan, expertos en lucir su coraje y gallardía con los caballos.
Los gauchos son excelentes jinetes, amantes del campo y muy apegados a sus tradiciones Estos son hijos de la vastedad de la pampa argentina, uruguaya y chilena desde los tiempos de la colonia.
La fiesta de la esquila
Cuando se acerca el verano, entre septiembre y enero, se corta la lana que han acumulado las ovejas a lo largo de un año. La “cosecha” es un evento esperado en la región, que da lugar a un intenso trabajo de todo el personal de la estancia sumado muchas veces a trabajadores externos, y que suele ir acompañado de festejos y asados.
Provistos de tijeras o de una máquina, cada gaucho saca el vellón de lana de las ovejas que una vez listas se juntan en un pequeño corral dónde son contabilizadas; mientras más ovejas esquiladas, mayor es la paga.
Luego, los vellones recolectados son “tirados” sobre una mesa de selección con la parte cortada hacia debajo de manera de permitir la limpieza del mismo, posteriormente son doblados y enrollados para proceder al prensado y enfardado.
Caroline Van Kilsdonk, jefa de la Reserva de Conservación de Torres del Paine, comentó que son pocos los lugares donde se daba la dinámica del galón de esquila, ya que era un espacio que reunía entre sus paredes y aparejos la labor ganadera y la amistad. “Con el tiempo han mejorado los caminos y las herramientas, pero la mística de la esquila sigue viva en las comparsas que se reúnen cada año a laburar juntos y a trenzar una y otra vez los hilos de sus costumbres, junto al asado, el mate y las milongas”.