Ser guía local de tu propia cultura: tres profesionales del turismo que buscan mantener las tradiciones vivas del Valle Sagrado de los Incas
El Valle Sagrado es uno de los destinos más famosos del mundo por sus paisajes únicos, increíble arqueología y profundas tradiciones ancestrales que guardan el legado de una importante civilización precolombina: los Incas. Una de las mejores maneras de conocer este fértil territorio natural, y su historia, es de la mano de guías locales, quienes te invitan a maravillarse de la belleza y valiosa cultura viva de los andes peruanos, a través de conocimientos autóctonos aprendidos por sus ancestros, historias de vida y constante reconocimiento de nuevos lugares.
Por Ladera Sur.
Ubicado a lo largo del río Urubamba, quien más adelante cambia de nombre a río Vilcanota, el Valle Sagrado de los Incas viste las majestuosas faldas de la Cordillera de Los Andes para albergar los llamativos poblados de Ollantaytambo, Urubamba, Yucay, Calca y Pisac; los cuales se desarrollaron entre las ruinas del Tawantinsuyu o antiguo Imperio Inca.
El gran legado de este pueblo precolombino no solo se aprecia en los vestigios arqueológicos que podemos observar en la actualidad dentro del valle, los que comprenden enormes terrazas de cultivo, imponentes sitios ceremoniales, extensos cementerios y sofisticados poblados, entre otras ruinas; sino que también la cultura logró traspasar generaciones completas que hasta el día de hoy logran mantener viva su herencia.
Así, viajeros de todo el mundo se pueden maravillar y conocer las tradiciones y paisajes de este histórico lugar de la mano de grandes conocedores del territorio, convirtiendo a la región de Urubamba en uno de los destinos más privilegiados para visitar con guías locales que han aprendido a través de sus propias familias y experiencias de vida, dotando de significado lo que implica ser guías de su propia cultura.
Proveniente de la ciudad Inca viviente del Valle Sagrado
Cuando Luis Florez (35) era pequeño, veía como un sueño dedicarse a mostrar la cultura de dónde venía. Nacido y criado en la localidad de Ollantaytambo, conocida por ser uno de los puntos de partida más importantes del Camino Inca hacia Machu Picchu, y por tener una arquitectura imponente y de gran relevancia en la historia; Florez, quien es actualmente guía en el lodge Explora del Valle Sagrado, recuerda el legado que le dejaron sus padres al verlos trabajar casi toda su vida en la industria gastronómica del Camino Inca.
“Mis papás trabajaron por muchos años como cocineros en el Camino Inca, en el Salkantay y Ausangate, unos circuitos de trekking muy fuertes acá en el Cusco y, así, desde pequeño me tocó ver cómo llegaban a casa cocineros, porteadores, guías y otras personas que provenían de la cuenca de Patacancha, desde las comunidades que estaban sobre los 3.600 y 3.700 m.s.n.m. Veía cómo los guías trabajaban con mis papás, veía cómo los guías se dedicaban a orientar a los viajeros en diferentes idiomas, y veía cómo compartían la cultura, transformándose en mi sueño de niño”, explica emocionado el guía.
-¿Qué importancia tiene para ti mantener las tradiciones locales al momento de guiar a un grupo de viajeros?
-El hecho de ser local y hablar el idioma local, el quechua, ayuda un montón para llegar a los viajeros. El quechua lo aprendí desde pequeñito y lo sigo aprendiendo con otros compañeros. Cuando estoy en alguna comunidad y quiero interactuar, me lanzo y empiezo a hablar, porque al utilizar el quechua las personas y viajeros se abren un poco más, y la conversación es más amigable, transformándome en un intermediario entre el viajero y el quechua-hablante, lo que nos permite disfrutar de un contacto local o vivenciar experiencias locales que en ningún video o libro lo vas a poder vivir.
-¿Recuerdas alguna experiencia o anécdota que te haya marcado?
-Mira, hace unos meses atrás, en época de cosecha de papas, estuvimos caminando con unos viajeros de Chile y nos encontramos con una persona solita, un varón de unos 50 a 60 años, o incluso más, trabajando ahí en la papa. Estuvimos caminando por ahí, y lo voy mirando, porque tiene que haber un respeto, entonces estuve ahí mirándolo y de pronto me dice “¡venga!”, y nos acercamos con los viajeros. El hombre nos preguntó “¿cuántas papas creen ustedes que tengo en esta parcela?”, a lo que los viajeros respondieron “¿5?”, “¿20?”; “no”, dijo el señor, “tengo 250 especies”. Entonces empezó a mostrarnos todas las especies de papas que tenía. Este tipo de experiencias son invalorables.
-¿Qué significa para ti ser guía de tu propia cultura?
-Inmediatamente me viene esa palabra “embajador”, pero es un poquito más, es ser amigo, es ser una persona que te va a llevar o acompañar al lugar donde nació, donde creció y, mientras, te va a ir hablando acerca de algún aspecto de la cultura Inca, y va a pasar una persona y voy a tener que cortarle la explicación al viajero para decirle: “tío, buenos días”, “tía, buenos días” y “hermana, buenos días”. Es estar en mayor contacto y cercanía a la persona local, y poder compartir esa cercanía y pasión que tenemos al hablar de nuestra cultura, de tal manera que el viajero pueda estar feliz.
-Luis, ¿qué lugares te apasiona mostrar?
-El lugar arqueológico de Ollantaytambo es importante. Tiene una arquitectura muy bonita, y yo podría decir que tiene una arquitectura tan hermosa como la que podríamos ver en Machu Picchu o la ciudad del Cusco. Caminar por esas terrazas y mostrarle al viajero que ahí va a estar teniendo una introducción a toda la historia, arquitectura y pasado, es increíble.
El sueño de ser guía en el Valle Sagrado
La experiencia de vida de Francisco Salazar (29), guía en Explora del Valle Sagrado, lo llevó a soñar desde muy joven con planificar su vida en un lugar lleno de naturaleza y vida al aire libre para poder dedicarse a la alta montaña y la escalada de roca, actividades que lo motivan y apasionan. Su conexión con la naturaleza y una vida distinta nacieron desde pequeño, cuando vivía en la costa de Lima, y al finalizar sus estudios de turismo, pudo cumplir su sueño.
-¿Qué significa para ti ser guía de uno de los lugares más emblemáticos de Perú?
-Yo soy como un amante de mi país, estoy totalmente enamorado de mi país, de mi cultura y de las muchas que he conocido dentro de Perú. Siento una gran responsabilidad de mostrar esta gran cultura del Valle Sagrado, ya que me gusta mucho mostrar la real esencia del lugar. Para mí es emocionante mostrarle al viajero la esencia de este sitio.
-¿Cómo describirías tú la cultura del Valle Sagrado, sus tradiciones y cultura ancestral?
-Yo la describiría como algo muy rico y divertido, porque aquí la gente es divertida, algo que te llega a enamorar. Algo que me gusta siempre recordar es que gracias a estas comunidades y este estilo de vida, la gente sigue viviendo con un sentido de comunidad, entonces, a donde vayas, tú lo sientes: en la calle, con los vecinos, en el mercado y en todo lugar. Es un lugar que tiene una cultura base, que es una cultura andina y, a partir de ahí, se han desarrollado muchas otras. Es un lugar lleno de sincretismo en su música, en la vestimenta de la gente, en la religión y en las festividades. Hay mucha cultura viva y mucha diversidad.
-¿Sientes que el no haber nacido y crecido en el Valle Sagrado te da una perspectiva diferente?
-Yo creo que sí. Veo a las comunidades andinas de una forma diferente, y aprendí que ellas cuidan los ecosistemas de media y alta montaña para que todos nosotros tengamos agua gracias a la forma en la que viven, qué tipo de agricultura hacen y qué tipo de animales crían, creo que por no crecer en el mismo Valle Sagrado, veo esas cosas y agradezco ver este lugar con su biodiversidad, esencia, cultura y gastronomía.
-¿Cuál es el intercambio cultural que más destacas cuando vienen viajeros?
-Yo creo que cada viajero viene con su interés o expectativa distinta, pero yo creo que todos buscan experiencias reales. Una vez, por ejemplo, estábamos en la puna, arriba, por encima de los 4.300 m, y el Valle Sagrado al ser una zona donde las comunidades andinas tienen una cosmovisión, viven cuidando la naturaleza y en eterno agradecimiento con la madre tierra, nos encontramos con una alpaca dando a luz.
Imagínate el paisaje, eran montañas, traslapes de montañas, lagunas y nada que nos acerque al mundo moderno, todo en su esencia natural. En el piso, al costado de las alpacas, había una mantita tejida a mano por algún lugareño esperando a que salga la alpaquita recién nacida para abrigarla. Yo creo que esos son los momentos que realmente te conectan con la esencia real de este lugar, como dice mi amigo Diego del Río, con los “Andes vivos”.
Una aventura en compañía de un lugareño
Toda la vida, Vider Loayza (33), también guía en Explora del Valle Sagrado, ha vivido en el Valle Sagrado de los Incas. Nació en Quillabamba, departamento de Cusco y, a los 4 años de edad, se mudó con su familia a la ciudad de Urubamba, conocida como el corazón del Valle Sagrado. Desde muy joven, al ser corredor profesional a nivel nacional de mountain bike, se dedicó en buscar nuevas rutas para realizar en bicicleta, convirtiéndose en un sabio conocedor de impresionantes rutas a pie y bicicleta entre las montañas.
“El Valle Sagrado, como su nombre mismo lo dice, es bastante mágico. A donde vayamos, ya sea caminando, en bicicleta o en carro, cada lugar tiene su esencia. Es muy variado el tema de su vegetación, su flora y su fauna. Yo conozco mucho el tema de la medicina tradicional o medicina natural y la agricultura, porque mis padres son agricultores. Acá llama la atención los pequeños detallitos, como las vestimentas de las comunidades que se caracterizan por sus colores”, explica entusiasmado el guía de Explora.
-¿Cómo conectas tú y tu cultura con los viajeros?
-Mi primera lengua es el quechua. Yo voy y me comunico en quechua, enseño a hablar quechua, y comparto experiencias con la misma gente quechua-hablante nativa. Generalmente, en las excursiones me gusta enseñarles quechua a los viajeros. A pesar de que ahora se está perdiendo de a poquito, yo la mantengo, les enseño a mis hijos, aunque no les gusta. Al ser una lengua originaria, a los viajeros, que ante todo son extranjeros, les gusta aprender, aunque es un poco difícil la pronunciación, pero les encanta.
-¿Cuál es la manera que tienes de mostrar tu propia cultura?
-Mi fuerte es el tema de montaña, la aventura y el mountain bike. Sin embargo, antes de ser guía, trabajaba en la construcción y, también, dictaba talleres de cerámica, textilería y joyería, entre otras cosas ligadas al turismo y mi cultura. Cuando estoy con algún grupo de viajeros, generalmente capto su atención mediante mi forma de transmitirles anécdotas y experiencias, con gran pasión y entusiasmo.
-¿Qué significa ser guía de tu propia cultura?
-Yo me siento feliz de compartir porque es una forma de mantener y conversar sobre nuestras tradiciones de acá, del Valle Sagrado; ya que en éstos últimos tiempos muchas cosas se han estado perdiendo, pero yo al enseñar a los viajeros con tanta pasión, tanto a adultos como jóvenes y niños, se entusiasman, quieren saber y conocer más, entonces esto es lo que me motiva de compartir y enseñar, que es una forma viva de vivir la cultura de dónde vengo.