Tangata Manu: la arriesgada y antigua competencia que marcó la historia de Isla de Pascua
La competencia del Tangata Manu u Hombre Pájaro es parte importante de la cultura ancestral Rapa Nui. Su celebración, alentada por un ave llamada Manutara que anidaba cada inicio de primavera, se realizaba una vez al año con el objetivo de obtener el poder de la isla en un contexto de culto que fue transformándose con el paso del tiempo. Esta tradición no sólo deslumbró por su peligroso desenvolvimiento e increíble prueba, sino también por los significados religiosos y socioculturales que la rodeaban, además de mitos y detalles sorprendentes que han quedado registrados en la impresionante arqueología de la isla y en la tradición oral de los locales. Aquí te contamos más detalles.
Las competencias, celebraciones y festividades han sido parte esencial de los habitantes de Rapa Nui desde tiempos pasados, y una gran cantidad de pruebas físicas han quedado en la historia de esta increíble y remota isla volcánica que es parte del archipiélago de la Polinesia, pero ninguna se ha asemejado a la del Hombre Pájaro.
El magnífico entorno natural pascuense, su mar imponente y los roqueríos cercanos a la isla fueron los escenarios elegidos durante más de 100 años para el desarrollo de la competencia que le rindió culto al hombre pájaro y proclamó al jefe que lideraría en la isla durante el período de un año.
Los inicios del Hombre Pájaro
Alrededor del siglo XVII, la cultura Rapa Nui fue protagonista de una crisis política, religiosa y social que trajo consigo profundos cambios de mentalidad, la democratización del poder en la isla y el desarrollo de nuevas creencias, ceremonias y rituales, donde las aves comenzaron a adquirir importantes significados para los locales, siendo representadas en leyendas, pinturas y grabados.
“Las aves pasaron a ser concebidas como un nexo entre el mundo de los vivos y el mundo de los espíritus, eran mensajeros de los espíritus, de los ancestros mismos y de los dioses”, explica Cristián Moreno Pakarati, historiador y experto sobre la cultura Rapa Nui, en un artículo de la revista Moevarua Rapa Nui.
Diversos expertos coinciden que fue en este período de tiempo, donde surgió la figura del hombre pájaro como la representación del dios creador del mundo o dios Make Make para la cultura ancestral de la isla, lo que dio paso a su veneración a través de la competencia del Tangata Manu u Hombre Pájaro, donde participaban los clanes Rapanui.
Este culto, homenaje y ritual al dios Make Make, se comenzó a realizar en el suroeste de la isla, entre la aldea de Orongo, actualmente el sitio arqueológico y ceremonial más grande de Isla de Pascua, y los islotes Motu Nui, Motu Iti y Motu Kaokao, importantes zonas de nidificación de aves situadas frente al majestuoso volcán Rano Kau.
El inicio de la competencia era anunciado con la llegada del Manutara, un ave marina migratoria que llegaba cada inicio de primavera a anidar a la isla y cuyo significado era pájaro de la suerte, ya que su arribo anunciaba el final del frío invierno y el comienzo de una época de abundancia y buenos recursos. Además, el desenvolvimiento del exigente desafío tenía como finalidad la captura del primer huevo del Manutara, el que se encontraba en un sitio de muy difícil acceso y que el competidor debía cargar en su cabeza hasta llegar a la meta.
“La tradición oral indica que el Manutara es el gaviotín apizarrado (Onychoprion fuscatus), el cual llegaba por cientos de miles de parejas a Rapa Nui para poder nidificar”, explica Sebastián Yankovic Pakarati, ornitólogo con magíster en Espacios Naturales Protegidos y actual director del Área Marina Protegida Rapa Nui Koro Nui o Te Vaikava.
Una competencia donde el poder, la fuerza y el honor son los protagonistas
Antiguamente, el poder de los líderes de Rapa Nui era hereditario, sin embargo, tras la llegada y realización de la competencia del Tangata Manu, los distintos clanes que habitaban la isla comenzaron a tener la misma posibilidad de competir para gobernar, marcando un antes y un después en el ámbito sociocultural de los pascuenses.
Cada año, los sacerdotes o Ivi Atua eran los encargados de elegir a los competidores o Hopu Manu que representarían a cada clan Rapa Nui. Los participantes debían ser hombres jóvenes, fuertes y valientes, con importantes capacidades y destreza física para lograr sobrevivir a las adversidades.
“Un solo competidor de cada clan tenía la misión de traer el primer huevo del Manutara y, con ello, su jefe o ariki tendría la oportunidad de gobernar la isla hasta el siguiente ciclo anual de la llegada de las aves migratorias. Dicho competidor debía ser extremadamente fuerte, ágil y hábil para bajar por el acantilado, nadar hasta los Motu, esperar hasta que las aves pusieran el primer huevo y luego regresar con él hasta la aldea de Orongo”, explica Yankovic Pakarati.
En el transcurso de la competencia, además de luchar contra las adversidades y obstáculos de la naturaleza, como el oleaje del mar y los tiburones, los competidores debían esperar en los islotes durante días, o incluso semanas, para que el Manutara ponga su primer huevo, y también debía cuidarse de sus adversarios quienes, en cualquier momento, podían luchar por el huevo y robarse la victoria. Todas, eran características que hacían que la competencia fuera de alto riesgo para los competidores, quienes muchas veces morían en el intento.
Cuando el competidor o Hopu Manu obtenía el huevo, desde el extremo del islote Motu Nui debía lanzar un grito a un mensajero que se encontraba en una cueva en la pared del acantilado, y era él quién le avisaba al jefe o líder del clan que había ganado, con el grito “Ka Varu Te Puoko”, que indicaba que se corte el pelo.
De todos modos, el competidor aún debía llevarle el huevo sagrado a su líder en Orongo, por lo que se lo amarraba en su frente para protegerlo durante su nado en el mar y la subida del acantilado. Al atravesar los obstáculos, el Hopu Manu le entregaba el huevo en una ceremonia al hombre pájaro, quien estaba listo para ser el nuevo jefe, con el pelo rapado y el cuerpo pintado con colores rojo y blanco.
Durante el desarrollo de la competencia, los clanes se encontraban expectantes y envueltos en una gran fiesta en la cima del volcán Rano Kau, en el sitio ceremonial de Orongo, para presenciar al ganador y aplaudir al nuevo Tangata Manu, quien ejercería durante un año la gobernanza militar y política de la isla, gozando de diversos privilegios para él y su clan.
Aunque no hay certeza, según cuentan algunas leyendas y la tradición oral de los nativos Rapanui, se cree que durante dichas fiestas y ceremonias se practicaba el canibalismo, sacrificando algunas víctimas de clanes opuestos en la cueva Ana Kai Tangata, un sitio cercano a la celebración.
El legado del Hombre Pájaro
Lamentablemente, en la actualidad ya no es posible ver al gaviotín apizarrado o Manutara deambulando en la isla, ya que hace varios años que no nidifica en Rapa Nui debido a la destrucción de su hábitat, la introducción de especies exóticas y la extracción indiscriminada de huevos para el consumo humano, tal como comenta Sebastián Yankovic Pakarati, sin embargo hay un ápice de esperanza entre sus poblaciones de la zona:
“Afortunadamente, sabemos que nidificó en diciembre del 2022 con aproximadamente 300 parejas en Motu Motiro Hiva. Esta información es muy alentadora, ya que, si está nidificando en dicha isla, podría ser factible que desde ahí vuelva a Rapa Nui en un futuro próximo, lo cual nos tiene muy esperanzados de volver a tener a esta ave de gran importancia cultural de regreso en la isla”, agrega el ornitólogo experto.
No hay duda de que el culto al hombre pájaro marcó la historia cultural de Isla de Pascua y, según las investigaciones de la antropóloga y arqueóloga inglesa Katherine Routledge, la última competencia se habría realizado en la década de 1860, el año 1866 o 1867, siendo el último ganador un hombre Rapanui llamado Rokunga.
En los últimos años de su celebración, la competencia estuvo marcada por un notorio declive en su culto, específicamente reflejado en que habría comenzado a existir más de un hombre pájaro, habrían proliferado las peleas entre clanes por no ceder el poder o simplemente habrían surgido nuevos beneficios para las tribus ganadoras. No obstante, el motivo principal por el cual desapareció el Tangata Manu fue por la llegada de los primeros colonos y misioneros a la isla, quienes prohibieron la competencia.
Hoy en día, en el sitio ceremonial de Orongo es posible encontrar alrededor de cientos de piedras talladas con figuras de hombres pájaro, con cuerpo humano y cabeza de ave sosteniendo un huevo, lo que se cree se habrían realizado luego de la competencia para registrar a cada ganador. También, en uno de los islotes, el islote Motu Nui, es posible encontrar pinturas entre las cuevas que albergaron a los Hopu Manu, evidencias que hacen que el Tangata Manu tenga actualmente un gran valor histórico y arqueológico para la cultura de la isla.