El Chaltén: La fascinante localidad de la Patagonia Argentina
Bajo el alero del monte Fitz Roy y el cerro Torre, dos de los macizos más famosos de Sudamérica y el mundo entre montañistas y escaladores, se encuentra El Chaltén, un joven poblado que construyó su historia en torno a la montaña y los majestuosos paisajes de naturaleza prístina que existen a su alrededor. Su increíble pasado, anécdotas y personajes únicos, sumado a la inmensidad y belleza del paisaje, hacen de este lugar un destino perfecto para los amantes de la naturaleza, la montaña, la escalada y el senderismo.
El Chaltén está inmerso dentro del Parque Nacional Los Glaciares, hacia el oeste de la provincia de la República Argentina de Santa Cruz y al norte del gran lago Viedma. Su historia y fundación tiene como protagonistas a los pueblos indígenas de la zona, conflictos limítrofes con su país vecino y hazañas que marcaron la historia del montañismo y la escalada a nivel mundial.
Dada su ubicación geográfica y entorno particular, este joven poblado cosmopolita que hasta hace 10 años solo contaba con cerca de 1600 habitantes, congrega año tras año a amantes del granito y de las desafiantes cumbres que se abren paso entre los imperdibles escenarios de lagunas y vientos patagónicos, en conjunto con una biodiversidad única.
Son las riquezas naturales que tiene esta zona y la maravillosa cultura local que se congrega en torno a la montaña, características que le otorgaron a El Chaltén el título de Capital Nacional del Trekking de Argentina y las historias más increíbles en el mundo del alpinismo.
El nacimiento de El Chaltén
Tiene menos de 40 años de edad como poblado, sin embargo, cuenta con mucha vida e historia que traspasa el antes y el después de su fundación en 1985. La zona donde hoy se emplaza El Chaltén fue presenciada por humanos hace 10 mil años atrás, y más tarde pasó a ser parte de las tierras dominadas por los importantes pueblos indígenas de la Patagonia como los tehuelches o aonikenk.
En efecto, se dice que el actual nombre del pueblo proviene de los mismos tehuelches, quienes utilizaban una palabra que más tarde derivaría en chaltén para referirse al imponente monte Fitz Roy, y su significado sería montaña o cima azulada, sagrada, serruchada o humeante, según diversas fuentes.
Tras la llegada de los españoles al territorio en el siglo XVII, los aonikenk se vieron al borde de su desaparición y, siglos más tarde, en el mismo lugar se daría un conflicto limítrofe entre Chile y Argentina, particularmente por la zona del lago del Desierto, que terminaría en que la República Argentina tome la decisión geopolítica de fundar y poblar El Chaltén en 1985, lo que derivó por esclarecer el límite oficial en favor de los argentinos en 1994.
Vicente Labate, guía de montaña, escalador y geógrafo que, si bien habita en la localidad desde el 2005, su primera visita fue en 1994 cuando viajó al poblado con la intención de subir el Fitz Roy, explica que, luego de su fundación, El Chaltén se comenzó a habitar por personas que buscaban trabajo o se desempeñaban como empleadores estatales, sin embargo, muchos otros de los que comenzaron a llegar a vivir al pequeño pueblo eran amantes y fanáticos de la montaña.
“Aquí hay un sector de la población que tiene un vínculo grande con la montaña, incluso aquellos que no lo tienen por motus propio, entienden un poco de qué se trata. Hay médicos, bomberos, panaderos, docentes y estudiantes que escalan, los niños y niñas van a la montaña desde muy pequeños. La gente que vive aquí, seguramente no todos, pero una buena cantidad, es consciente de la responsabilidad que implica vivir en este bello y delicado valle”, comenta Labate.
Diversas historias y anécdotas de montaña envuelven a esta localidad, ya que, además fue recorrida por diversos personajes y exploradores como Francisco Pascasio Moreno “Perito Moreno” en 1877, quien le otorgó el nombre al monte Fitz Roy; los extranjeros Fred Otten y Andreas Madsen, quienes hace más de 100 años escogieron El Chaltén como un lugar para vivir, el sacerdote italiano Alberto de Agostini, quien entre 1928 y 1932 exploró la vertiente oriental del Campo de Hielo Sur y realizó diversos ascensos, nombrando gran parte de las montañas de la zona y marcando un precedente en la escalada del sector; entre otras importantes figuras.
Un pueblo cosmopolita en medio de un paisaje natural deslumbrante
La biodiversidad que rodea a esta localidad es espectacular, siendo posible encontrarse con pumas (Puma concolor), guanacos (Lama guanicoe), huemules (Hippocamelus bisulcus), cóndores (Vultur gryphus) y ejemplares de águila mora (Geranoaetus melanoleucus) que habitan en un ambiente donde predomina una vegetación característica de un bosque andinopatagónico y de la Patagonia subandina. También los diversos cursos de agua que se entremezclan con el paisaje montañoso, como lo son el río de Las Vueltas, el río Eléctrico, la laguna Azul o la laguna Cóndor, acompañan de un cálido color turquesa los alrededores de este poblado.
Son estas riquezas naturales y la importante biodiversidad de la zona, que hacen de este lugar un punto de encuentro que alberga a personas provenientes desde distintas partes del mundo con intereses en común como lo son la admiración por zonas remotas, una genuina atracción por la naturaleza y un gran interés por las montañas. Sin embargo, también esta joven localidad es un punto de encuentro para científicos e investigadores en áreas como la biología, arqueología, paleontología, glaciología y conservación, entre otras disciplinas, que buscan estudiar las cercanías de esta localidad.
“Se podría decir que El Chaltén es un pueblo cosmopolita, ya que hay gente de todo el mundo que convive y tiene intereses en común que hacen que se encuentren de una manera súper rica y nutritiva, promoviendo expansión, intercambio, cultura y conocimiento. Hay muchos deportistas, pero también hay científicos, lo que hace que este lugar sea muy interesante en cuanto a personalidades e intereses”, expresa Aimé Ramunda, Jefa de Exploraciones del lodge Explora El Chaltén.
En la actualidad, este joven lugar se ha caracterizado por desarrollar una cultura con actividades en torno a la montaña, entretenidos encuentros comunitarios celebrados con peñas folclóricas y la participación de bandas locales, entre las que se encuentra una icónica banda originaria de la zona llamada Siete Venas; o importantes días conmemorativos que buscan celebrar el aniversario del pueblo, congregar a la comunidad para limpiar la zona o celebrar la Fiesta Nacional del Trekking.
Las actividades culturales tan sólo enriquecen la cantidad de exploraciones que se pueden realizar en esta maravillosa zona que es parte de las 726.927 hectáreas del Parque Nacional Los Glaciares, donde cerca de un tercio de su superficie corresponde a importantes campos de hielo de millones de años de historia que albergan paisajes imperdibles.
“Estar aquí es comprender el paisaje y el paso del tiempo, entender a los glaciares y cómo fueron responsables de moldear las increíbles montañas que nos rodean y ser uno de los reservorios de agua dulce más grandes del planeta. Estamos pegados a una fuente de vida increíble. Es imponente y aquí uno tiene la oportunidad y el privilegio de ser parte, aunque sea por un ratito, de esta inmensidad”, agrega Ramunda.
Historias de montaña: El desafiante Monte Fitz Roy y el increíble cerro Torre
Es, entre los paisajes del cordón montañoso de los Andes que deslumbra entre el cielo azul y los maravillosos glaciares llenos de historia, que se vislumbran las dos montañas más importantes del sector: el monte Fitz Roy de 3405 m de altitud, ubicado al oriente del Campo de Hielo Sur, y el cerro Torre de 3133 m de altitud emplazado en la frontera este de la extensión de los campos de hielo. Ambos macizos y sus cumbres se convertirían en el principal objetivo de muchos aventureros.
Los intentos por alcanzar la cumbre del Fitz Roy estuvieron marcados por diversos personajes y acontecimientos. Vicente Labate comenta que en 1937 se realiza la que se considera la primera expedición que hace un intento por llegar a la cumbre, realizada por un grupo de italianos compuesto por Giovanni Gilberti, Ettore Castiglioni y Leo Dubosc, comandados por el Conde Aldo Bonacossa, quienes durante el trayecto acamparon en lo que nombraron como laguna Capri y también bautizaron a la conocida laguna de Los Tres, sitios icónicos e imperdibles de la zona hasta la actualidad.
Más tarde, en febrero de 1952, un grupo de franceses apoyados por el gobierno de Juan Domingo Perón lograron, luego de un asedio sistemático, coronar la cima, llegando a ésta Guido Magnone y Lionel Terray. Y, en 1965 una expedición argentina, conformada por José Luis Fonrouge y Carlos Comesaña logran la segunda ascensión a través de una nueva vía y en tan solo dos días, siendo considerada hasta la actualidad como la gran hazaña deportiva del Fitz Roy, tal como comenta Labate.
Si bien, hay muchos récords y ascensos importantes en el flamante Fritz Roy como también lo fueron la primera travesía integral de norte a sur de todas las cumbres de granito del cordón montañoso por parte de los reconocidos escaladores estadounidenses Tommy Caldwell y Alex Honnold en el 2014; el ascenso por parte del grupo conformado por Yvon Chouinard, Dick Dorworth, Chris Jones, Douglas Tompkins y Lito Tejeda Flores, quienes abrieron la Vía de los Californianos; o el primer ascenso en invierno realizado por los argentinos Sebastián De La Cruz, Eduardo Brenner y Gabriel Ruiz en 1986; es el cerro Torre el que cuenta con las anécdotas más controversiales.
El macizo Torre fue considerado por mucho tiempo como uno de los más difíciles para escalar del mundo y, hoy, tal como expresa el guía, escalador y geógrafo; es considerado por muchos como uno de los ascensos más increíbles y bellos. De las expediciones más conocidas, está la ocurrida en 1959 por parte del alpinista y escritor italiano, Cesare Maestri junto al austriaco Toni Egger. La historia cuenta que luego de alcanzar la cumbre y tratar de descender, Egger es arrastrado por una avalancha hasta el fondo del Glaciar Torre, donde él y su cámara fotográfica que guardaba la evidencia de la cumbre fueron perdidas. Es así, como Maestri golpeado por la tragedia regresa y asegura de palabra que sí lograron la cumbre, obteniendo él e Italia el reconocimiento de lo logrado.
Sin embargo, luego de esa aventura, durante mucho tiempo el cerro Torre no tuvo ascensiones, lo que hizo que los más entendidos en el tema comenzaran a dudar de lo logrado por el alpinista italiano, retornando en 1970 a conquistar nuevamente la cumbre, esta vez en compañía de un gran equipo. Dicha ascensión fue nuevamente cuestionada ya que Maestri alcanzó solo la parte baja de la famosa cumbre en forma de hongo del cerro Torre, cuando muchos indicaban que la cumbre estaba encima del “hongo”. Así, la ascensión del macizo se hizo bastante famosa y controversial y, de sus intentos, se pueden destacar los que ocurrieron en 1974 por parte de Casimiro Ferrari y su equipo, y en 1985 por parte del italiano Marco Pedrini, aventura que fue filmada para la película Cumbre (1985).
“A pesar de que desde el pueblo las montañas están cerca, a tan solo 10 km, la aproximación a las paredes es muy técnica, para tocar cualquier pared de granito de la zona tenés que tocar un glaciar. Así, las montañas se vuelven más aisladas e inaccesibles. A todo este combo de verticalidad, belleza y aventura, hoy se le suma un pueblo con todos los servicios, como internet para ver las condiciones meteorológicas venideras, guías profesionales, libros con las vías de las montañas y un montón de escalada alrededor”, agrega Labate.